A pesar de que Alessandri había prometido cambios radicales, el descontento en distintos sectores aumento, pues se vieron fustados sus deseos de cambio y de reivindicaciones. Además, la crisis del salitre vino a agudizar la creciente agitación política y social, tanto por la disminución de los ingresos fiscales como por el cierre de algunas salitreras, ya que cientos de personas quedaron cesantes. Si durante el gobierno parlamentario las movilizaciones obreras fueron una constante, durante su gobierno estas no cesaron y debieron ser reprimidas de igual forma.